Nuestro convencimiento de que el éxito de cualquier instalación acuariófila depende del agua y de las bacterias, siendo sus macro habitantes meros instrumentos decorativos, nos conduce en algún momento de nuestra afición a mantener animales diferentes. Entre estas bellas criaturas que podemos valorar mantener en nuestras instalaciones podemos encontramos a los pulpos. Entre ellos a una de las especies más llamativas y a la vez más peligrosas de manipular: Hapalochlaena maculosa o pulpo de anillos azules.
Dentro del género de Hapalochlaena podemos diferenciar dos especies atendiendo a sus orígenes y su tamaño adulto: El Hapalochlaena lunulata de 20 cm originario de Australia, Nueva Guinea, Indonesia y Filipinas y el Hapalochlaena maculosa de 10 cm originario de Australia. Su coloración no sirve como elemento identificativo puesto que los pulpos tienen la capacidad de cambiar de coloración en función del grado de estrés al que estén sometidos. Cuando estos animales son molestados muestran los anillos color azul eléctrico señal de máxima toxicidad que en los momentos de calman guardaban ocultos.
Los ejemplares en general del género Hapalochlaena son extremadamente resistentes con las calidades del agua ya que en origen se pueden encontrar en localizaciones con densidades muy diversas, incluyendo pequeñas charcas durante la marea baja donde quedan atrapados.
Su estridente coloración en forma de círculos de color azul fluorescente se incrementa de forma llamativa ante cualquier situación de amenaza advirtiendo a los predadores de su peligro tóxico. Su vida está anclada al sustrato en donde pasan la mayor parte de su vida. El acuario donde mantengamos a estas especies debe estar dotado de suficientes escondrijos estratégicamente situados para poder contemplar a nuestros animales en su discreto deambular. Su timidez extrema limita las probabilidades de éxito en la aclimatación. Entre otras precauciones se debe mantener a los ejemplares recién adquiridos con la iluminación del acuario desconectada para que vayan ganando confianza gradualmente. De otro modo el propio estrés puede causarles la muerte. El mantenimiento del hapalochlaena maculosa o pulpo de anillos azules ha de plantearse como acuario específico sin poder ser mantenido con crustáceos, cangrejos y peces ya que resulta ser un predador insaciable. Su modo de caza es similar al que presentan las tarántulas… el veneno inyectado en su presa degrada los tejidos de su víctima en una predigestión al que succiona en su totalidad una vez finaliza la acción de sus toxinas. Animal de mantenimiento relativamente sencillo presenta la ventaja de ser fácilmente reproducible en cautividad. Experiencia que se da con regularidad tanto en instalaciones profesionales como de aficionados. |
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Datos importantes sobre toxicidad
Estos pequeños cefalópodos presentan unas glándulas salivares dotadas de uno de los venenos más letales del mundo. Para cualquier presa de pequeño tamaño como crustáceos y peces la mordedura de este animal es mortal. La toxina responsable de este alto grado de toxicidad es la maculotoxina llegando a ser letal incluso para el hombre.
La mordedura accidental y no intencionada del Hapalochlaena maculosa es poco dolorosa, sin embargo sus consecuencias son extremadamente graves: entorno a los 10 minutos tras su mordedura el veneno inyectado en la sangre provoca pérdida de sensibilidad y malestar agudo. Si no se recibe tratamiento de forma inmediata el veneno causa parada en la actividad respiratoria causando la muerte. No existe antídoto adecuado para su tratamiento con lo que la única solución hasta el momento es aplicar respiración artificial hasta que cesen los efectos del veneno.