Mudarse de casa puede convertirse en un quebradero de cabeza, sobre todo si tenemos que trasladar nuestro pequeño ecosistema acuático. Si poseemos dos o más acuarios realizar dicha tarea será mucho más fácil que si sólo mantenemos uno, esta última será la situación que plantearemos seguidamente.
Antes de nada, prepararemos el material necesario para poder realizar la mudanza, necesitaremos bolsas de transporte para peces, lo ideal sería introducir únicamente a un ejemplar en cada bolsa pero dependerá en parte del tamaño de la bolsa y del tamaño de cada animal.
Lo fundamental para que soporten el traslado es la cantidad de aire de que disponga la bolsa de transporte más que la cantidad de agua en sí. Animales que se estresan mucho consumirán muy rápidamente el oxígeno disponible provocando fuertes caídas de pH y un empeoramiento grave en las condiciones acuáticas. Existen productos comerciales muy adecuados para combatir este empeoramiento como los productos antiamoniaco y bacterias heterotróficas que ayuden a ralentizar su aparición
Traslados superiores a las dos horas conviene que se realicen con oxígeno medicinal inyectado en la bolsa de transporte. Los animales pequeños aguantarán mejor este proceso ya que su consumo de aire es menor. Dejarlos a oscuras ayudará en gran medida a mitigar el estrés producido.
El traslado en cajas de polietileno, sobre todo en aquellos de larga duración, evitará que se produzcan cambios de temperatura de importancia.
El tema de las plantas acuáticas es diferente. La mayoría de ellas se ven seriamente perjudicadas en una estancia prolongada fuera del agua. Por ello intentaremos mantenerlas húmedas durante el viaje. Bastará con introducirlas en una bolsa de plástico o envolverlas en papel de periódico. Si es viable en trayectos cortos pueden ser trasladas sumergidas dentro de bolsas de plástico o pequeños contenedores.
Una vez determinado el momento de la mudanza conviene dejar de alimentar a los animales con 24 horas de antelación para que contaminen las bolsas de transporte lo menos posible ya que hay muchos peces que ante el estrés de la captura defecarán en el interior de la bolsa de transporte.
A la hora de la captura de los peces, conviene tener semi desmontada la decoración del acuario, para evitar que en las huidas despavoridas éstos se golpeen innecesariamente.
A la hora de desmontar un acuario y volver a montarlo, el filtro biológico ya este presente en un filtro externo o en filtro colector juega un papel crucial. Las bacterias nitrificantes encargadas de la descomposición del amoniaco sucumbirán mantenidas emergidas. Por ello conviene mantener estas cargas sumergidas en algún deposito o al menos húmedas para que el número de bacterias perecidas sea el menor posible.
Aún con estas precauciones centenares de ellas perecerán por lo que es conveniente y recomendable ayudar en las primera horas de puesta en marcha, añadiendo al acuario bacterias heterotróficas que limiten la producción de amoniaco. Si el acuario que mantenemos tiene aguas ácidas este amonio presente no será peligroso. Sin embargo, cuanto más alcalino sea el ambiente mayor toxicidad presentará en igual disolución. Al cabo de 48 o 72 horas la colonia comenzará a recuperarse ya que se reproducen muy deprisa, siempre en función del alimento disponible, que en estos casos suele ser mucho.
En la medida de lo posible conviene también conservar el sustrato como parte del filtro biológico con una reducida cantidad de agua. Si el acuario no es excesivamente voluminoso podremos trasladarlo dejando un dedo de agua, lo justo para mantener las colonias. Si operamos de este modo las probabilidades de que el acuario acuse el traslado se reducirán a la mínima expresión. En caso de tener que posponer el montaje al día siguiente o al cabo de varios días podemos añadir una pequeña bomba de movimiento que permite el intercambio gaseoso para que las colonias de bacterias asentadas no mueran.
El agua del acuario no es imprescindible mantenerla, ya que en la columna el número de bacterias nitrificantes es prácticamente nulo. Sin embargo el usarla dependerá del agua del que dispongamos para reanudar el acuario. Si el agua es pobre y contiene fosfatos y silicatos las plagas de agua se sucederán como si fuera una maduración inicial. Por ello es recomendable, sobre todo en acuarios marinos donde mantengamos sps, en caso de no saber la calidad de nuestra agua mantener la mayor cantidad de agua posible para no dar paso a las consabidas algas de diatomeas, filamentosas y cianobacterias.
Una vez el acuario en su ubicación definitiva y relleno con el sustrato y el agua, es procedente testear las condiciones de temperatura y valores fundamentales, dependiendo del tipo de instalación antes de meter a los animales. Previamente procederemos a introducir los objetos decorativos, plantas o roca viva para permitir que los animales a la hora de introducirlos encuentren refugios rápidamente.
La introducción de los animales ha de ser igual que el primer día, debiendo proceder con las mismas precauciones de aclimatación a la luz, temperatura y condiciones acuáticas.
Si hemos mantenido el sustrato humedecido correctamente y el filtro biológico lo más intacto posible no correremos riesgos de que aparezcan picos de amoniaco. No obstante conviene ser precavido y testear el acuario en las 48 horas siguientes por si hubiera picos puntuales. Ante estos picos conviene actuar con prontitud, con especial rapidez en entornos alcalinos como el de cíclidos africanos y entornos marinos. Para ello podemos optar por cambios de agua en volumen suficiente aunque siempre será más recomendable acompañarlos de resinas intercambiadores de amoniaco que cortarán la producción de éste permitiendo la reducción del nitrito y bacterias heterotróficas que transformen los desechos acumulados por el traslado en limos.
Por Alvaro Torrente Neira
Colaborador Aquanovel