Al igual que antes de decidir las especies de peces que vamos a mantener teniendo en cuenta sus necesidades y compatibilidades, a la hora de seleccionar los invertebrados marinos también debemos de tener en cuenta una serie de premisas para el desarrollo de unos no suponga la muerte de otros. Estos requisitos se comprenden desde el punto de vista de las propias necesidades de los animales para desarrollarse. Básicamente un invertebrado sesil o inmóvil (tratando como tal a corales duros, blandos y pólipos) necesita luz y espacio para desarrollarse.
La luz es vital para todos aquellos animales que tienen en sus pólipos algas simbiontes denominadas zooxanthelas (zooxanthellae). Estas algas son las responsables de generar hasta el 95% de los requerimientos nutricionales del invertebrado a través de los azucares resultantes de los procesos fotosintéticos. Por esta razón los invertebrados tenderán a competir para no mantenerse bajo la sombra de otros ejemplares.
Esta necesidad de luz está emparejada con la necesidad de cierto espacio para poder crecer y alimentarse. Los invertebrados en instalaciones con la calidad de luz adecuada no se molestarán en cazar. Sin embargo los corales blandos por ejemplo aunque no tienen células urticarias denominadas nematocistes para atrapar presas si consumen materia orgánica como bactoplancton. Una excesiva población de invertebrados estará sometida a una gran competencia para conseguir el alimento.
Los corales tienen varias estrategias para tratar de imponerse a sus vecinos. Además del rápido desarrollo que les hace crecer por encima del resto muchos de ellos presentan células urticantes que además de para cazar microorganismos son empleadas para atacar a corales vecinos. Estas células están presentes por ejemplo en anémonas, anémonas seta y corales duros. Estos nematocistes que podríamos considerarlos como una especie de pequeño arpón porta en muchas ocasiones sustancias tóxicas que son inyectadas a la piel del organismo con el que entran en contacto. En relación al peligro para el acuarista que mantiene estas especies debemos decir que la mayoría son inofensivas al contacto con la piel ya que ésta es demasiado gruesa. Sin embargo si existen algunas especies peligrosas cuya picadura puede provocar un intenso dolor como por ejemplo algunas anémonas como Stoichactis o Heteractis.
Los corales duros de carácter más agresivo que podemos mantener son los corales burbuja como especies del género Plerogyra o especies del género Euphyllia que pueden extender sus tentáculos de forma obstensible e incluso dirigirlos contra rivales próximos. Estos corales durante el día muestran unas burbujas típicas donde portan algas zooxantelas. Al apagarse la iluminación y detenerse el proceso fotosintético estas burbujas se desinflan para emerger los tentáculos portadores de células urticantes listos para la captura del plancton. Estas especies presentan gran agresividad frente a otros corales duros como burbuja y cerebro. Sin embargo no suelen ser tan hostiles contra corales blandos. Especies por ejemplo de corales cerebro como Trachyphyllia geofrogyi o especies de Goniopora no suelen mostrarse agresivas aun cuando otras especies sean colocadas de forma muy próxima. Las anémonas son bastante más agresivas y tienen armas más poderosas que la mayoría de corales duros. Especies de Ricordeas, Discosoma o Actinodiscus presentan aguijones en los tentáculos capaces de atrapar incluso a pequeños peces. Estas especies incluso llegan a coger a otros colares con el disco de la anémona provocando serios daños al animal atacado, incluso pudiendo causar su muerte si no es detectado el ataque con celeridad. Además las anémonas presentan la problemática relativa de deambular por el acuario lo que va a ocasionar que entren en contacto con otras especies. Ante esta problemática lo mejor es introducir las anémonas con anterioridad al resto de invertebrados. |
Plerogyra sinuosa Pertenece: Saltwater Aquarium Trachyphyllia geoffroyi Pertenece: Akvarieudstyr |
De esta forma permitimos que la anémona encuentre su ubicación preferida sin molestar a otros compañeros de acuario. Las especies de anémonas Stoichatis no nos darán tantos quebraderos de cabeza al ser más sedentaria.
Entre los corales blandos las especies de los denominados corales pulso (Anthelia) son los que resultan más agresivos ya que portan células urticantes y presentan un alto ritmo de desarrollo. Los corales duros repelen a la Anthelia seguramente por la mayor peligrosidad de sus nematocistes. Sin embargo los pólipos de otras especies no se abrirán una vez entren en contacto con la Anthelia.
Los corales blandos no obstante son expertos en la creación de compuestos tóxicos denominados terpenoides. Estos compuestos que son expulsados al agua tienen la finalidad de alejar a posibles predadores como peces o nudibranquios. No obstante estos compuestos pueden ser inhibidores del desarrollo de otros especimenes cercanos. Estas toxinas como la palitoxina, de gran poder, que presentan el género Palythoa no se diluye en el acuario como sucede en el mar por lo que se hace necesario más que nunca un skimmer efectivo que los extraiga del agua.
Otros corales blandos emplean su gran capacidad de desarrollo como arma frente a la competencia de otros ejemplares. Especies de Lobophytum, Sinularia y corales cuero como el Sarcophyton se desarrollan a gran velocidad dejando a la sombra a otras especies muy rápidamente.
Los modos de determinar si un espécimen está siendo atacado por alguna especie de las proximidades es controlar el ciclo de apertura de sus pólipos. Si los que se encuentran más cerca de otro individuo no se abren puede ser motivo de alarma. Los corales duros atacados parecen reducir su tamaño empequeñeciendo en las zonas donde se está recibiendo el ataque. Si este proceso es generalizado las condiciones del agua o sus parámetros pueden ser no correctas. Otro rasgo claro de ataque por una especie vecina es la aparición de bordes blanquecinos en las zonas más próximas a otro coral.
Todo lo visto hasta ahora nos lleva a tomar precauciones a la hora de instalar nuestros invertebrados. Por ello deberemos dejar el suficiente espacio entre cada individuo para que pueda crecer sin obstaculizar al resto. Especies peligrosas que puedan realizar ataques a través de células urticantes han de ser colocadas con un espacio perimetral libre al menos del doble del tamaño del coral. Si mantenemos corales blandos que utilizan toxinas para vencer a sus competidores tendremos que estar atentos al mantenimiento y calibración del skimmer.
Fuente: Acuario práctico 6 (MC Ediciones)