El mantenimiento de un acuario sea del tipo que sea depende de varios factores. Entre ellos debemos citar a los propios organismos vivos que van a conformar nuestra pequeña muestra de animales de ornamento. Aunque esta sección de nuestra publicación está dedicada a los peces, los principios generales que trataremos se pueden extender al resto de animales susceptibles de ser mantenido en acuarios.
En esta ocasión vamos a hablar de la aclimatación de los animales recién adquiridos y del periodo conocido como cuarentena. Próximamente completaremos este artículo con una serie de pautas o pistas para poder elegir los animales sanos en el comercio.
Lo primero que debemos realizar antes de introducir cualquier animal al acuario procedente de una bolsa de transporte o de otro acuario es la aclimatación. En ella igualaremos las condiciones térmicas y físico-químicas del agua en la que hasta ahora se ha mantenido al pez para no provocarle situaciones de estrés. Estas situaciones, superables en muchas ocasiones, generan un importante desgaste del animal lo que aumenta la posibilidad de la aparición de enfermedades, sobre todo infecciones por bacterias y parásitos, por la pérdida de energía y defensas a la que ha sido sometido.
Comenzaremos por la temperatura. Los peces no regulan por si mismos la temperatura de su cuerpo sino que ésta depende de la temperatura del agua que los rodea. Por ello cambios bruscos en la temperatura les provoca importantes alteraciones metabólicas como consecuencia del shock térmico. Estas alteraciones afectan gravemente a las defensas naturales. Los cambios térmicos a partir de la que podemos considerar tendrán consecuencias graves serían cambios superiores a los 3ºC.
En el caso de introducción de nuevos animales al acuario deberemos tener la precaución de igualar paulatinamente las aguas de nuestro acuario con el agua en el que se encuentran. La técnica más sencilla es depositarlos en una bolsa o un recipiente de plástico sumergido parcialmente y sujeto de alguna forma, con una pinza por ejemplo, para que no se mezclen las aguas. El volumen de agua más pequeño tenderá a igualarse con el más grande. Para ello bastará con dejar la bolsa en esa situación durante un periodo de 15 a 30 minutos.
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El segundo factor a tener en cuenta para la aclimatación son los parámetros físico-químicos. En este segundo factor incluiremos la regulación osmótica aunque no se trate de ningún parámetro. Los peces y otros animales acuáticos no son capaces de retener internamente el agua e interaccionan permanentemente con el agua que los rodea y los compuestos disueltos en ella. Aunque dedicaremos un artículo completo a esta particularidad explicaremos brevemente que la osmosis depende de la permeabilidad de las células y de la concentración de sales disueltas en el agua. El agua más pobre en sales tiende a fluir hacía el agua más rica para igualar las concentraciones. Las paredes celulares sólo permiten el traslado del agua no de las sales por eso un animal con menor concentración de sales perderá gran cantidad de agua para igualar estas concentraciones. Los animales de agua dulce de aguas blandas o moderadamente blandas reciben una continua entrada de agua mientras que los animales marinos y de aguas duras se deshidratan continuamente. No nos extenderemos en exceso sobre estos procesos que ya hemos anunciado que se tratarán en un artículo próximo. Finalizaremos con la regulación osmótica diciendo que es un asunto de suma importancia y afecta gravemente a sus posibilidades de supervivencia. |
Continuando con los parámetros físicos, del que ya hemos visto la temperatura y los parámetros químicos, debemos decir que cada especie acuática está acostumbrada, entre otros, a unos niveles de Ph, alcalinidad, cantidad de oxigeno o concentración de compuestos nitrogenados. En los hábitats salvajes un animal en una zona que lo incomoda por alguno de sus parámetros puede moverse a una zona con valores más favorables. En el acuario esto no es posible.
La forma más sencilla de aclimatar a nuestros animales a las variaciones entre parámetros del agua del acuario y del agua en la que vienen es a través de mezclar las aguas añadiendo pequeños volúmenes del agua del acuario al de la bolsa. A la vez que se añade nueva agua se ira retirando la misma cantidad hasta que al cabo de una media hora la mayor parte del agua de la bolsa sea idéntica al del acuario. Igualadas las condiciones procederemos a introducir los animales en el acuario.
Por último diremos y como opinión personal que es totalmente seguro y más recomendable, sobre todo para especies salvajes, sumergir la bolsa permitiendo la salida tranquila de los animales al tener está prácticamente los mismos parámetros de agua del acuario como consecuencia de haber retirado previamente y en su mayor parte el agua de transporte. No obstante hay muchos sectores que no mantienen esta opinión por la posibilidad de la introducción de gérmenes al acuario. Para reducir esta posibilidad está la cuarentena de la que hablaremos a continuación.
La cuarenta consiste básicamente en mantener durante un periodo, que puede comprender dos o tres semanas, los peces recién llegados en un acuario aparte de la instalación principal donde poder controlar posibles infecciones y permitir recuperase a aquellos animales que hubiesen podido llegarnos magullados. Además esta instalación, privada de cualquier tipo de decoración a excepción de algún objeto para transmitir seguridad al animal, nos permite una mejor observación de los peces, una medicación más sencilla si hubiera necesidad de realizarla y comprobar su respuesta frente a la alimentación.
Estos acuarios son normalmente de reducidas dimensiones pero adaptados al tamaño y número de peces que vayamos a controlar. Volúmenes de 40 o 60 litros son adecuados. Los equipamientos necesarios para su funcionamiento son sencillos y económicos. La filtración bastará con que esté formada por cargas mecánicas. Las cargas biológicas no son efectivas por varias razones; la primera es que los acuarios de cuarentena suelen estar vacíos y por tanto la formación de las colonias bacterianas nos harían retrasar la introducción de los animales varios días. Otra razón es que el posible tratamiento con medicamentos y antibióticos terminaría por afectar a las bacterias del filtro. El equipamiento se completa con un calentador con termostato, una fuente de luz suficiente para observar a los animales y algún objeto decorativo neutro, de plástico por ejemplo, que ofrezca seguridad a los peces pero que no impida su observación. Un difusor puede ser también conveniente para oxigenar el agua y reducir el estrés de los animales.
Otra pieza que es muy interesante debido a su gran efectividad son las lámparas germicidas que podemos instalar y tener funcionando mientras tengamos constancia de actividad parasitaria o patologías de tipo bacteriano o vírico. Las lámparas germicidas para el volumen de agua de un acuario cuarentena no supone un desembolso económico elevado.
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Nuevamente haremos una distinción entre especies dulceacuícolas de aguas ácidas y animales de aguas alcalinas y animales marinos. En el caso de estos últimos los acuarios de cuarentena suponen realizar cambios de agua casi periódicos y mantenimiento diario de las cargas mecánicas para retirar los desechos y compuestos amoniacales altamente tóxicos. Recordaremos que el amoniaco sólo se manifiesta con Ph superiores a 7 siendo el amonio, compuesto también tóxico pero en concentraciones más altas, el que se presenta en aguas con Ph inferior a 7. En acuarios marinos es corriente disminuir paulatinamente la salinidad hasta concentraciones de 1020 e incluso inferiores para posteriormente volverla a aumentar a lo largo de varios días a concentraciones normales. De esta forma se disminuye la presión osmótica. Cuarentena para plantas e invertebrados marinos Establecer periodos de cuarentena para las plantas acuáticas no es necesario. Sin embargo si deberemos tener en cuenta que estos animales pueden portar huevos o larvas que pudieran generar plagas una vez introducidas en el acuario: pequeños caracoles, hydras, planarias o larvas de insectos suelen ser los más habituales. Baños cortos en soluciones diluidas de verde malaquita, lejía o desinfectantes son efectivos contra estos parásitos. Después del baño conviene aclararlas con agua corriente. |
Los invertebrados, tanto de agua dulce como marinos, son más sensibles a cualquier tratamiento sobre todo si contiene determinados metales como el cobre, el cual resulta letal para la mayoría de ellos. Sin embargo estas especies pueden ser portadoras de múltiples parásitos algunos muy peligrosos sobre todo para los peces. Hablamos principalmente de los caracoles de agua dulce como los del género Ampullaria que son portadores de fases intermedias de desarrollo de parásitos como gusanos o ectoparásitos.
Los invertebrados marinos suelen pueden portar plagas, sobre todo de nudibranquios o otros animales predadores sobre pólipos y corales como gusanos de fuego. Por ello es conveniente darles baños cortos en soluciones de Yodo que podemos conseguir a través de productos comerciales seguros para el tratamiento de estas delicadas especies. Por último la muerte de algunos invertebrados marinos desprenden toxinas al agua al morir por lo que conviene mantenerlos durante una semana aproximadamente en una instalación cuarentena.
Conclusiones
El disponer de una instalación de cuarentena está al alcance de todo el mundo ya que es una instalación desmontable que podemos instalar cuando se requiera. Las ventajas que nos ofrece son múltiples ya que la introducción de nuevos ejemplares en cualquier acuario establecido suele ser fuente de problemas normalmente de tipo parasitario y bacteriano que puede llegar a afectar a los animales que llevamos manteniendo durante más o menos tiempo sin problemas. Además es una instalación de la que podemos disponer fácilmente como paridera o para tratamientos individuales sin tener que comprometer las colonias bacterianas de los filtros biológicos.
Fotos: http://www.mops.ca/, http://www.aquariacentral.com/, http://butchmeader.com/